Bueno, basta de bromas por un momento. Y lo digo porque
quiero comentaros algo que pasaba ayer en una de las ciudades más universales y
heterogéneas del planeta. Ayer, en pleno centro de París, se celebró una
manifestación en contra del matrimonio homosexual. Mirad, no quiero entrar en
temas de religión, creencias o fes, de hecho, mi política ha sido siempre vivir
y dejar vivir en ese aspecto, pero es que esto se nos ha ido claramente de las
manos. Y lo digo porque en la manifestación de ayer había un gran número de
niños de 12 o 13 años. Joder, que esos niños no deberían tener ni ideas ni
opiniones sobre el matrimonio: dejadlo para cuando seáis mayores, ya habrá
tiempo de preocuparse por eso. Y a los padres: ¿Qué clase de personas sois que preferís
lavarles el cerebro a vuestros hijos antes de que dos hombres, o mujeres se
casen, por muy felices que sean? Que somos mayorcitos, hombre. Y cualquiera diría
que tenemos un cierto grado de civilización, pues dejad que hagan lo que les
plazca, que tampoco es como si se metieran en vuestra casa a restregároslo por
la cara. En fin, que si tanto os molesta, os vais a vivir a la Antártida, aunque
tengo entendido que hay pingüinos homosexuales.
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