domingo, 27 de mayo de 2012

Paris, oh, Paris

Resulta que os engañé, la entrada previa ya la tenía escrita de antes y, dado que acabo de crear este blog y no tengo mucho más material para rellenarlo, pues me lo inventaré, aquí y ahora.

El Erasmus del que hablaba, lo haré el año que viene y será en Paris (allí aprovechare para contaros mis vivencias), pero dado que me aburro y relmente no me apetece estudiar, voy a dedicar un ratillo a contaros alguna cosa más sobre la archiconocida capital francesa.

La ciudad del amor, la llaman, desde luego esa descripición deja un tanto que desear. Que conste que no lo niego, no con la cantidad de escenas románticas que pueblan la ciudad, pero no me parece que sea, ni mucho menos, una manera de definir una ciudad de (contando el área metropolitana) unos 12 millones de habitantes. Pero, claro está, los parisinos no hacen gran cosa por evitar esta imagen, cosa que entiendo y me parece genial, le da mucha magia a la ciudad. Pero el caso es que en la parada de metro de Abesses nos podemos encontrar "Le Mur des Je t'aime" o, traducido al íbero, el muro de los te quiero, pared donde los jóvenes se declaran amor eterno, al más puro estilo valla con candados colgando. También son clásicos (y ridículamente caros) los restaurantes con vistas a la torre Eiffel, o incluso desde la propia torre, como el hotel restaruante Jules Verne.

Pero parece que me estoy dedicando a hacer publicidad del lado romántico de París, cosa normal por otra parte, pues tiene para rato, pero también me gustaría hablar de otras caras menos típicas. El encanto del barrio judío, por ejemplo, es innegable y una de sus curiosidades es El rabino del Marais, una escultura de metal que representa un rabino sosteniendo en sus manos un pergamino que explica la leyenda del Gólem de Praga. Desde luego, si se quiere disfrutar de un delicioso Kebab a altas horas de la madrugada, como viene siendo costumbre en nuestro país, este es el mejor lugar. Por último, en este barrio se acumula también la mayor cantidad de discotecas y bares gays de París.

A los americanizados les gustará (o no, yo que sé) saber que en París se encuentra una importante réplica de la Estatua de la Libertad, ya que la que reside en Ellis Island, en Nueva York fue un obsequio de mis amigos del norte a los Estadounidenses en 1886, para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y como un signo de amistad entre las dos naciones. La versión francesa está en Île aux Cygnes, en el Sena. Otro rincón digno de visitar es La fuente de los inocentes, situada, cómo no, en la plaza de los inocentes. Es una fuente preciosa que fue construída después de que se trasladaran los miles de cuerpos que yacían allí a las actuales catacumbas de París.

Para terminar nuestro recorrido virtual por París, me gustaría hablar un poco de los parisinos, o de los franceses en general, o al menos de la visión que mi experiencia por allí me ha permitido acaparar. Y es que muchas personas me han comentado al hablarles de mi intención de pasar allí un año algo como esto: "Pero, ¿Estarás bien? Los franceses son muy raros y desagradables." Pienso que no es más que un cliché, por tenerlos de vecinos y por años de ocupación, pero la mayoría de los franceses con los que he tratado eran gente amable a más no poder, algo ajetreada, pero que te ayudaban si lo necesitabas, incluso despues de saber que era español. No sé si el incidente de hace unos meses con los deportistas españoles y franceses habrá cambiado esto, pero mi experiencia con los galos ha sido, hasta ahora, muy gratificante.

 Sé que hay miles, si no millones de otras cosas que ver en París, pero con esto valdrá, al menos para empezar un recorrido que promete ser increíble. Aunque, por lo que a mi respecta, me vale con sentarme en Le Champ de Mars por la tarde y leer un libro.




No hay comentarios:

Publicar un comentario