domingo, 27 de mayo de 2012

Un Erasmus, una vida


Dado que ahora es, cómo no, el tema por excelencia en la facultad de Traducción e Interpretación de la universidad que frecuento, en esta ciudad de cuyo nombre no quiero acordarme, me resultó casi vital dedicar un rato a mi teclado para comentar las necedades que surgen cuando necesitas ayuda de estos curiosos personajes que (entrecomillado triple) trabajan aquí. 

Si bien el título no concuerda exactamente con el tema, sí tiene cierta relación, porque es ahora que necesito mover hilos y cuerdas para conseguir papeles y firmas, cuando me he dado cuenta de que, desgraciadamente, las chaquetas de guardias se quedan cortas para hacer comparaciones. Es cierto, no obstante, que algunos de estos personajes tienen justificación, a saber, tienen mucho trabajo, otras cosas que hacer, o bien no cobran por su inestimable ayuda. A pesar de ello, no deja de haber otros; dejados trabajadores de lo inocuo, atontados pasmarotes cuyo único propósito en la vida es papar moscas, que cobran por un trabajo que deberían estar haciendo, pero que, como todos sabemos, lo termina haciendo el interesado. Concretamente me refiero a los servicios de administración en la famosa universidad (por adjetivarla de alguna manera), que por no hacer, ni siquiera están cuando se les necesita.

En fin, me quejo por quejarme, en realidad, porque no me cuesta nada hacer yo mismo todo el papeleo relativo a mi Erasmus, pero no me puedo quitar de la cabeza que estoy pagando a esas personas por mirarme compasivamente y repetirme día tras día: “No, eso no lo podemos hacer aquí, tendrás que apañártelas tú solo”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario